Columna de opinión escrita por: Jhonny Pinto

La revocatoria del mandato, es un mecanismo de participación ciudadana por medio del cual los ciudadanos dan por terminado el mandato que le han otorgado por voto popular a un gobernador o a un alcalde, está en la Ley 134 de 1994, con la que cuentan los colombianos para ejercer el control y garantizar la eficacia en los actos del Estado.

Hoy por hoy los cartageneros nos sentimos abandonados, y la gran mayoría de los que voto por William Dau, que lo veían como una alternativa para salvar a Cartagena, se han visto decepcionados e inclusive muchas de las marchas que hasta hoy se han promovido en la ciudad han sido apoyadas por muchas personas que de una u otra forma alzaron la bandera de “salvemos juntos a Cartagena”, que de salvarnos no ha hecho nada.

Este gobierno de Dau ha mostrado que en vez de salvarnos de la “olla Sucia” en la que veníamos-de la pobreza-, nos ha echado más hacia ese lado de una ciudad miserable, problemática e insegura. Actualmente habitamos en una ciudad desconocida por propios y visitantes, donde ni siquiera se puede ir a la tienda, porque allá también podemos correr el riesgo de caer inocentemente en un acto de sicariato programado para otro, eso sí lo hablamos de la inseguridad y nos estamos quedando cortos; si pasamos por los lados de la pobreza, Cartagena a través del informe de la desigualdad alimentaria esta entre las ciudades capitales con mayor desigualdad, si es que no es la primera en ese rublo; si pasamos en términos de educación, la secretaria encargada de esto no es que esté haciendo las cosas bien, ya que su secretaria la señora Olga Acosta, que venía de conocer las verdaderas problemáticas de la educación en Cartagena, ha hecho poco o nada por la educación, y esta problemática se vio evidenciada en la pasada rendición de cuentas del alcalde, cuando alumnos y profesores se le plantaron a las afueras del Teatro Adolfo Mejía, ( lugar que se escogió para la rendición de cuentas) y formaron una protesta, a la que el alcalde no fue capaz de enfrentar, demostrando que para ponerle la cara a los problemas de la ciudad no está, pero para crear conflictos, chismes y habladurías sí.

¿Saben que es lo mejor? Que todo esto se veía venir y se pudo haber evitado. Y es que para el 2021 se formó un movimiento de revocatoria de mandato debido a que ya para ese entonces, Dau daba muestra de su poca capacidad para manejar los hilos de la ciudad, mostrándose como un gobernante vulgar que parecía mas un “influencer” del desprestigio que un gobernante.

Aunque, al parecer esto no basto para que el cartagenero que estaba cansado de esto apoyara el movimiento, porque pocos fueron los que decidieron apoyarlo debido a que era promovida por un grupo de personas que al parecer pertenecía la clase política de “siempre”- malandrines como llama Dau a sus contradictores- pero nadie fue capaz de detenerse y pensar que muy a pesar que era promovido por ellos, esto no les garantizaría llegar al poder, porque si se hacían nuevas elecciones – que pensándolo bien, hubiese sido lo mejor- los mismos cartageneros podíamos volver a elegir y esta vez una mejor alternativa, alejándonos de sentimentalismos y ya conociendo los factores que teníamos que tener en cuenta.

Pero he alli el fallo, en Cartagena lastimosamente abunda el fanático político, y escasea el ciudadano democráticamente responsable, ese que muy a pesar de la existencia de partidos afines y políticos amigos, toma la mejor decisión por la ciudad, más allá de quien plantea la solución si izquierda o derecha, si partido de gobierno u oposición, y sale a dar el apoyo para cambiar las cosas. Y no hay que ocultarlo lastimosamente en esto de la política la gente se aferra tanto a unas cosas, que ese ha sido el impedimento para que una ciudad como Cartagena salga adelante.

Aunque no lo crean los cartageneros dejamos ir una oportunidad enorme para haber cambiado un poco el panorama de desgobierno que vivimos actualmente, porque al apoyar la revocatoria no solo le decíamos “Ya basta al señor William Dau” sino que teníamos la posibilidad de pensar mejor el voto y no volver a repetir el mismo error.

Entonces, se debe invitar a “usar la responsabilidad democrática de la mejor forma, no dejarnos guiar por sentimentalismos ni politiquerías, sino por lo que mejor pueda hacerse por Cartagena, es decir apoyar las ideas que ayuden hacer mejor ciudad”.