Columna de opinión escrita por: Nicolás Llorente

Quedara para la posteridad y para la triste y mediocre historia política de Cartagena el lamentable recuerdo del actual mandatario y tristemente alcalde de Cartagena, William Dau chamat, un alcalde que tuvo todo para hacerlo bien y casi todo le salió mal. Sin embargo, tanto las circunstancias de los últimos 3 años y como su pobre y mediocre gestión hablan por sí solas.

Hagamos un poco de historia, William Dau llego a poder en el 2020 tras ganar las elecciones el 29 de octubre de 2019, después de una largo y agónico proceso de putrefacción y descomposición de la política tradicional en Cartagena, los que llegaban saqueaban o dejaban saquear o se corrompían en el camino y otros murieron en el intento, llevando a la ciudad a un atolladero sin rumbo y un paraíso de corrupción rampante como nunca antes visto en la ciudad. Sin embargo, William Dau, logro sobreponerse a las castas corruptas de siempre y ganarles con el beneplácito y la aprobación las masas populares más empobrecidas y desfavorecidas de Cartagena de las que siempre buscaban en campaña para la foto y una vez en el poder era olvidadas y excluidas.

William Dau, logro coronar la alcaldía con más de 100 mil votos a punta de una insípida pero temprana y efectiva campaña digital en Facebook con comunicados sencillos, escuetos y fácil de entender, fue histórico su victoria contra el candidato del billete y poderoso y cuestionado William Garcia Tirado, al que todas las encuestas y todos daban como ganador. Sin embargo, por un estrecho margen quedo en segundo lugar, el voto de opinión a favor del entonces candidato y alcalde William Dau, fue muy alto según datos de la registradora su margen fue del 29.55% con más de 113 mil votos, en total una votación al menos histórica y sorpresiva nadie daba un peso por su victoria inédita. Sin embargo ni el mismísimo alcalde podría imaginar los nubarrones, tormentas y sorpresas que traería consigo el épico y atípico 2020 odiado por muchos y recordados por otros por la llegada de la pandemia del coronavirus y su poderosa expiación a nivel mundial y Cartagena no sería la excepción, hay que decirlo el alcalde llego sin plan de gobierno alguno, solo 3 páginas de unas escuetas e incumplibles promesas en papel, pero con buenas intenciones prometió invertir 15 mil millones de pesos mensuales a los barrios más marginados y empobrecidos de la ciudad, cosa que no hizo, prometió reclutar mediante una firma cazatalentos los miembros de su gabinete y no lo hizo, prometió contratar auditorias forenses para detectar y documentar las irregularidades y delitos cometidos por sus antecesores malandrines, y no lo hizo, prometió enviar a la cárcel a esos mismos corruptos y no lo hizo, prometió megaproyectos para solucionar de manera integral todos los problemas actuales de Cartagena y no lo hizo, prometió a propósito de la actual y triste situación de los colegios públicos dar mantenimiento y dotación e esos mismos colegios y no lo hizo claramente, prometió combatir y erradicar la corrupción y administrar los recursos públicos con integridad y transparencia y tuvo serios problemas y palos en la rueda con los entes de control para cumplir la única promesa que le quedaba en pie con muchísimas presuntas irregularidades y manejos poco responsables con los recursos públicos.

En su primer año de gobierno se carcomió entre el manejo sobresaliente de la pandemia y la acertada decisión de decretar rápidamente el simulacro de cuarentena a tiempo, días antes de la cuarentena general decretada por el entonces presidente Iván Duque, y entre tapabocas, pánico y alcohol se fueron los primeros meses de gobierno de Dau en pleno confinamiento a punta de largas pero exitosas en su momento intervenciones de Facebook Live sobre desfalcos y torcidos de muchos y algunos de sus antecesores fue titulado ese drama como “Libro Blanco” con gran audiencia y muchos likes pero sin ningún tipo de resultado alguno a la fecha, otro palo en la rueda fueron los mismos corruptos y castas políticas unidos y huérfanos de poder que habían perdido las elecciones y apenas era el primer año y ya querían tumbarlo a toda costa a punta de denuncias, tutelas y proceso de revocación irracionales, ni de hablar de la hostil y difícil relación con el concejo distrital marcado por el lenguaje procaz, triste poco democrático de un lado y del otro, para su segundo año de gobierno estuvo marcado por su pelea a muerte con situación insostenible con la concesión que manejaba los distintos peajes dentro de la ciudad que coincidieron con las manifestaciones pacíficas y espontaneas de ciudadanía a favor del desmonte de los diversos peajes lo cual le favoreció enormemente en su popularidad navegando sobre la ola de indignación y cansancio reciclado de la ciudadanía. Sin saber a ciencia cierta si la famosa (TIR) se había cumplido o no, cuyo pleito actualmente preocupa ya que se encuentra en un tribunal de arbitramiento sin tener certeza si el distrito finalmente ganara o no ese chicharrón.

Otro palo en la rueda para apenas su segundo año fue la pobre y bajos índices de inversión y ejecución del presupuesto distrital para el cumplimiento de sus propias promesas de campaña tal y como lo denuncio en todo momento el actual concejal Javier julio bejarano el único concejal doliente de la ciudad y ya con enormes sospechas del posible y venidero fracaso de la administración Distrital por su manejo incierto e inepto de los presupuestos aprobados por el concejo distrital, mientras el distrito intentaba hacer lo que podía para esas fechas explota el paro nacional y el estadillo social, se hace sentir la indignación y furia sin precedente se tomaba las calles del país y Cartagena no sería la excepción, protestas, parálisis, terror eh incertidumbre se vieron aquellos días la ciudad sumida en el caos total sin saber que en el horizonte ya se avecinaba nuevos nubarrones negros para el ya no tan popular alcalde William Dau.

Para el siguiente año de gobierno muchas de la promesas se quedaron en el papel mientras que su popularidad caía en picada aceleradamente mientras que la opinión publica y muchos ciudadanos caían en cuenta de que ya el incapaz e impopular alcalde perdía rápidamente el apoyo de la gente y los problemas de siempre en la ciudad solo se agravaron más, la precaria y mediocre inversión social de los barrios y comunidades más empobrecidas y el hambre generalizada se tomó la ciudad después de una reactivación económica pos-pandémica que nunca llego, el quiebre masivo de empresas la pérdida de empleo, la decadencia de la malla vial y los huecos abismales se multiplicaron, el colapso del tráfico y los problemas que se cuajaron y envejecieron mal en el transporte público y Transcaribe se agravaban mes a mes, el descontento por el deterioro como nunca antes visto de la seguridad real dentro de la ciudad el narcotráfico, y prostitución rampante y el alcalde paralizado e incapaz y distraído con sus viejas y ya trasnochadas peleas con el concejo distrital, cuyo concejo irónicamente le aprobaba y aprobaba los recursos necesarios y el alcalde solo despotricaba y atacaba a un concejo impopular y decadente y la ciudad sumida en el crimen y el olvido total.

Para su tercer año ya el tractor y papa de los cartageneros generaba gran indignación y rabia entre la mayoría de la ciudadanía en la que vio que los resultados de sus promesas incumplidas jamás se materializaron y ni su carisma ni su discurso mal hablado ya no podían ni entretener ni distraer a la ciudadanía, el 2022 fue un año duro para el alcalde entre descontento y decepción  la ciudadanía el AMPA y el narcotráfico y la violencia sicarial desmesurada se tomó Cartagena, el miedo por el fuego cruzado sicarial  y los homicidios diarios se tomó víctimas inocentes y se volvió pan de cada día.

Mientras el alcalde sin éxito alguno intentaba militarizar la ciudad rogándole a los ministros de defensas de turno mientras lo rebajan tristemente en visto, viejos problemas se hicieron aún más visibles  mientras un alcalde solo, sordo y antipático y autoritario decretaba a diestra y siniestra medidas de restricciones severas para moto trabajadores, comercio nocturno, bares, discotecas y eventos masivos, para el turismo ni de hablar de los embates y desprestigios publicitarios durísimos la inseguridad casual y organizada no daba tregua en una apestosa y descuadernada ciudad sin capitán ni doliente, ya ni las cifras oficiales ni extra oficiales  publicadas en la prensa con críticas agudas, objetivas y medibles a su gestión lo hacía entrar en razón, cuanto opinador de prensa escribía con acidas críticas y con facilidad se daban banquete con su mediocre gestión hasta la prensa local y radial que una y otra vez lo apoyo y pedía ya con vergüenza paciencia y compresión para el alcalde se fueron contra él, mientras otros callados y cómplices contemplaban el fracaso abismal de su administración entre sus viajes y escapes al exterior todos aprobados por el vergonzoso consejo quizás por compasión o complacencia, los pobres y poco carismáticos funcionarios del distrito encargados no daban la cara ni la talla a la ciudad unos salieron y otros se atornillaron y cobrando jugosos salarios en balde y la ciudad cada día mas en decadencia y la anarquía total.

Ya a meses de terminar su larga y fallida gestión puede decirse con tranquilidad que el alcalde fallo rotundamente a la ciudad y a sus propios electores, no entrega si no obras heredadas y escuetos proyectos de infraestructura a medio camino, deja Transcaribe sin cabeza visible y repleto de pleitos internos, ni el famoso aquearela el edificio ilegal que prometió una y otra vez demoler logro tumbar, con la llegada del 2023 arranca mal con pleitos y retrasos en el cronograma de los colegios públicos, vigilancia, aseo y desborde de la desesperanza y el pesimismo generalizado de la ciudad, para el alcalde no hay duda que avecina un turbulento o agónico final en pleno año electoral para elegir su sucesor la política tradicional mafiosa alista ya toda su arsenal y maquinaria electoral para engatusar y engañar nuevamente a la ciudad con sus propuestas inviables sus candidatos  impresentables.

Dado el deficiente y fatídico resultado de actual mandatario entrega una ciudad peor de como la encontró y una ciudadanía incrédula, dolida y desconfiada, el alcalde William Dau ya con el sol detrás de su espalda y  a meses de terminar su gestión se va por la puerta chica directo a libros de historia con un triste  ocaso y a la memoria colectiva cartagenera como el alcalde que tubo todo para hacerlo bien y termino mal.